viernes, 9 de septiembre de 2011

¿Por qué no salvar un Conservatorio?

Ana es una chica de 21 años a la que entre otras cosas le gusta mucho la lectura, las películas, el deporte...y principalmente la música.

Es una chica muy sencilla, imparte clases en un instituto llamado Safa, Nuestra Señora de los Reyes, el instituto de su barrio. Siempre ha sido muy buena estudiante y lo que más le gusta son las humanidades y como decía antes la música: toca el violín de forma preciosa y muy sentida. Era ya una famosa profesora de violín e instrumentista reconocida internacionalmente. Vive con sus padres y su tita abuela Pilar que siempre la apoya en todo, con consejos, charlas, vivencias y con la sabiduría de la edad.


Un día llegó a su casa una carta en la que se indicaba que se buscaban niños y niñas para entrar en el conservatorio de su barrio pagando un poquito, muy poquito dinero, que sería destinado a los niños del 3ª mundo. Buscaban también nuevos profesores que infundieran un espíritu especial al nuevo proyecto. Ella aceptó participar y colaborar ante la idea de esa iniciativa tan humana. Cuando se levantó fue con su tita a la prueba. Ana toco varios estudios de violín ante los profesores y alumnos.

Le dijeron que le enviarían las respuesta por carta. Con enorme sorpresa Ana recibió al día siguiente la carta y fue corriendo a abrirla.

Decía: "Le queremos comunicar que usted ha sido admitida con la mejor nota de todos los profesores presentados."

Ana sintió una sensación plena de alegría cuando lo leyó y no pudo negar que su emoción era intensa y profunda.

Pasados dos días Ana cumplía 22 años,  En ese preciso día y de repente su tita murió dejando en Ana una sensación de profunda tristeza y soledad. Para más inri también le dijeron que el edificio donde se ubicaba el Conservatorio cerraría por una penosa y lamentable falta de presupuestos para su mantenimiento.

A Ana le pareció una lamentable noticia, "maldito dinero" pensó en su interior. Tanto le gustaba ese edificio y tantas eran las ilusiones depositadas en su futuro que decidió comprarlo y construir algo allí.

¿Qué podría ser? No es difícil imaginarlo.

Pasado el tiempo, cuando las obras ya estaban terminando, su madre le preguntó:

-¿Hija mía que vas a construir aquí?

-Pues tengo pensado montar un conservatorio que mantenga la historia del anterior y siga siendo un lugar de amor y belleza, como la música misma.

-¿Y cómo se llamará?

-Se llamará Conservatorio de los Pilares. En honor a la tita Pilar, mi apoyo en todos y cada uno de los buenos y malos momentos de mi vida y como referencia a la fortaleza que mantendrá para siempre ese lugar como símbolo de arte, sensibilidad y humanidad.

El sueño se hizo realidad.

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